miércoles, 25 de abril de 2007

EL REGRESO

Cap.XIX LUIS


Medín a las tres semanas de su “despertar” ya había recuperado su tono y poco a poco se iba integrando en los quehaceres cotidianos de la Masía, su constitución atlética y la práctica habitual de ejercicio le habían ayudado sobremanera a recuperarse en menos tiempo del previsto; no obstante habían varios asuntos que tenía que resolver. ¿Qué hago? ¿Me quedo? ¿Renuncio a mi identidad? ¿ Quien digo que soy para los demás?

Su amnesia provocaba el que no recordara absolutamente nada ni de él ni de su pasado y como se encontraba tan feliz con Mateo y Plácida y con la vida campestre,su intención era ir posponiendo la investigación para averiguar quien era; una pista fácil tenía…el coche llevaba matricula de Castellón…el dilema era lo único que perturbaba su felicidad.

Entre los tres habían decidido que se llamaría Luis ( que era el nombre que tenían pensado Mateo y Plácida para el hijo que no llegó a nacer); que sería un sobrino de Plácida que se había venido a vivir con ellos…el problema era la documentación, el D.N.I. lo perdió en el accidente y aunque parezca mentira en el coche no estaban los datos del propietario; o se habrían extraviado o su Padre no los llevaría en el 600.

Es curioso como personas que no se conocen de nada pueden en poco menos de dos meses “constituir” una familia; Mateo y Plácida sentían que Luis era el hijo que no tuvieron; Luis les quería como si fuesen sus Padres…aquello parecía el Paraíso.

La armonía era tal que con el tiempo se negaron a ellos mismos que la situación era ficticia y perecedera…un día u otro tenía que finalizar.

Mateo pensaba en reiteradas ocasiones cómo lo estaría pasando la familia de Luis…”lo habrán dado por muerto”; su egoísmo hacía que se negara que podía contactar con la Comisaría de Policía de Castellón, denunciar el caso y rápidamente la familia de Luis encontraría a Medín…”!Menudo dilema!”, rápidamente Mateo se olvidaba del asunto y sabiendo que vivían en un engaño que provocaba mucho sufrimiento a la familia y los amigos de Luis, se aposentaba en su placentera mentira.

Con el tiempo la amnesia de Luis contagió a Mateo y como por mimetismo él también se olvidó de la falacia.

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