lunes, 22 de enero de 2007

HISTORIAS DE MI PUTA MILI

CAPITULO II

EL PADRE MASIP.

!Padre Masip! !Qué hace usted por aquí!...No sé si sabes que deje los hábitos, me dijo, y no he podido librarme del Servicio Militar.

El Padre Masip era un Escolapio que me dió clases de Historia del Arte en Preuniversitario, es Licenciado en la especialidad de Arte, y era un profesor con el que aprendí mucho; como persona era muy asequible; difícil siendo Escolapio, muy normal y muy próximo; era el Padre más joven del Colegio y , quizás por eso, era de los más apreciados por los alumnos.

...y ¿Qué es de su vida, Padre?
En primer lugar ya no me tienes que hablar de usted, Ignacio, y en segundo ya no soy Padre Escolapio...!Tuve muchas dudas! y no me convencía nada la forma de proceder de algunos Padres compañeros; en fin, después de un periodo de reflexión, decidí colgar los hábitos y comenzar una nueva vida.

Me alegró mucho encontrarme con él, pero se me hacía raro el tenerlo como compañero recluta cuando, aunque el no lo pretendiera, dentro de la disciplina del Colegio era el Padre, el Profesor; aunque sólo tuviera unos años más que los alumnos si a eso añadimos la sotana hasta los piés y el "entorno" el respeto que le teníamos era importante.

A los seis meses de dejarlo conocí a una muchacha ( los curas solían referirse a las mujeres jóvenes como muchachas, no como chicas. Yo creo que es un eufemismo para evitar connotaciones libidinosas...muchacha suena más casto) con la que me casé hace tres meses; estoy de PNN ( Profesor no numerario) dando clases de tercero de Historia del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras de Valencia...yo no creia que tuviera que hacer la mili, pero me llegó una carta de la Caja de Recluta dándome fecha para ir a medirme, mi sorpresa fué enorme pero me informé y así debía ser; sólo con un año más que tuviera me hubiera librado...en fin, así es la vida.
Menos mal que un buen compañero de la Facultad se ofreció a sustituirme para dar la asignatura hasta que finalice el Campamento y pueda compaginar las clases con el Destino que me den.

Bueno, bueno, bueno...!Qué sorpresa tan agradable, Masip! ( en la mili nos llamábamos por los apellidos o por el nombre del pueblo de donde eramos).

En el Campamento eramos un millar, con lo que el coincidir no era tarea fácil; con Masip coincidía de vez en cuando en la Cantina, tomándonos un bocadillo antes de cenar para poder pasar de la carne con gusanos que alguna noche nos servían.

Una de las tardes que merendamos juntos me contó que había tenido muy mala suerte en caer en la Compañia 21...tenían un Teniente de Milicias Universitarias que les hacía la vida imposible, se ensañaba con los reclutas de una forma quasi enfermiza; ésa mañana le había arrestado por no saltar bien el Potro por lo que ese fin de semana se quedaba sin poder ir a su casa.

Es dificil de entender lo de este Teniente, no siendo profesional de la milicia, siendo un estudiante que tiene el privilegio de reducir considerablemente el tiempo que ha de hacer el Servicio Militar y encima siendo mando en vez de recluta...!en fin! aguantaremos con resignación.

Masip era un seglar que habiendo dejado de ser cura mantenía muchas palabras, formas y comportamientos de su época de Escolapio, aspecto que le hacía una persona excesivamente educada, adecuada y resignada.

La vida cuartelaria se sucedia dentro del tedio, la rutina, las injusticias y algunos buenos momentos , donde los reclutas que habíamos conectado nos reuniamos en la Cantina y frente a una barra de pan con cualquier cosa dentro, conseguíamos olvidarnos de nuestra triste realidad perplejos ante la felicidad de otros grupos de reclutas que rebosaban alegria por los poros; vamos!, ni que estuvieran de vacaciones...

Una de esas tardes me encontré con Masip en la Cantina...!Masip!, le grité, !merendamos?...La expresión de su cara era todo un poema....pero...!Que te pasa!
...El Teniente....
El Teniente, qué? le dije,...pues que tengo que asistir a la Facultad para poner los exámenes de Septiembre y me ha dicho que me hace falta un escrito oficial por parte de la Facultad como que tengo que asistir y luego ya veriamos...

Mira Ignacio, anoche levantó a un pobre muchacho analfabeto, tímido y que no ha salido jamás de su casa y después de, a voz en grito ,despertarnos a toda la Compañia le metió un paquete....le dijo de todo...! Que si era un paleto! ! Que si no sabía escribir la O ni con un canuto! ! Que si era un pervertido!...y todo porque dijo que le había sorprendido masturbándose...se ve que el tenientillo iba con paso sigiloso por el pasillo que hay entre lo Módulos y de momento gritó !TU!, bajate inmediatamente de la litera!...
El estruendo despertó a toda la Compañia, encendieron las luces y, como te comentaba, le humilló y le vejó delante de todos...al final le hizo pasar toda la noche de pié en medio del pasillo y le ha arrestado durante una semana...
Y éso porque se la estaba cascando? pregunté.
Imagino, porque a lo mejor ni era él, me respondió.

Ya veremos, prosiguió, no sé si el escrito llegará a tiempo para estar en el exámen, tampoco es que me preocupe demasiado ya que mi compañero me puede sustituir perfectamente...pero !me indignan este tipo de comportamientos! !Por más mili que sea!...y más viniendo de un teniente de milicias.

Durante los dos días siguientes, Masip no apareció por la Cantina...yo le buscaba porque me habia dejado indignado e intrigado y quería saber cómo había acabado lo de su permiso.

Era un Jueves y yo sabía que el exámen lo tenía el Viernes a las 12 de la mañana, es decir, al día siguiente; antes de sentarnos en la mesa apareció Masip.
!Ignacio!, me llamó, me gustaria que merendaramos sólos que quiero contarte cómo ha acabado todo.

Nos sentamos y pedimos los bocatas..
..!Increible!, comenzó.

Esta mañana, al volver de la Instrucción me han avisado que tenia una carta certificada, por fin llegó! pensé, efectivamente era de la Facultad de Filosofía y Letras donde me requerian para el examen.
Un poco temeroso me he dirigido al despacho del teniente.
!Da usted su permiso mi Teniente!? !pase!, respondió con voz lacónica.

Es que me ha llegado la carta...la del examen.
Ya le avisaré yo, ahora estoy muy ocupado, ! retirese!
...es que el exámen es mañana, insistí aun a sabiendas de que mi arrojo podía causarme un arresto
Y a mí qué! respondió...yo también me examino mañana,... bueno traiga la carta.


Me sentía aterrado...ya me veía arrestado durante una semana.

Me sorprendió que me dijera, ya con un tono de voz normal, sientese.
Su cara iba palideciendo por momentos, su gesto se iba tornando líbido...

Esto...no sabía que usted era el que examina...podria habermelo dicho...yo he de examinarme de su asignatura...( el pedestal en que el Teniente se había instalado desde su llegada al Campamento se desmoronó) ..y me temo que me va a examinar usted...

Durante unos instantes la tensión y el silencio se podían cortar con un cuchillo.

Ningun problema Masip...a fin de cuentas vamos al mismo examen.

El recluta se tornó en Profesor...y en persona.

Permitame, mi Teniente, sólo quisiera hacerle una reflexión; ahora soy yo quien le digo que puede asistir al examen...no hará el viaje en balde; si hace un buen ejercicio tenga por seguro que le aprobaré, aunque si tuviera que aplicar su criterio le diría que no hace falta que se presente, pero, !mire!, por ventura todos no somos iguales...sólo una última observación, como Teniente imagino que sabe que se ha comportado como un verdugo, abusando de su poder, humillando a los reclutas...estése tranquilo que yo sólo juzgaré su ejercicio.

La anécdota corrió como la pólvora en el Campamento, Masip nunca había dicho que era PNN de la Universidad.

al mes de finalizar el campamento recibí una llamada de Masip diciendome que el Teniente había aprobado el exámen, con un cinquillo ramplón, pero aprobado.

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