miércoles, 31 de enero de 2007

HISTORIAS DE MI PUTA MILI. CAPITUL IV

DE RECLUTA A SANITARIO.

Una vez finalizado el Campamento pudimos disfrutar de 15 días de permiso, acabado el cual nos incorporaríamos a nuestro destino; el mío era la Compañía de Destinos del extinto Cuartel Tetuán 14 de Castellón; a esa compañía y para dejarlo claro, íbamos los enchufados y debíamos permanecer allí hasta que se definiera donde y cómo pasaríamos el año que nos quedaba de mili.

Mi padre conocía mucho a un Coronel que tenía mucha mano en eso de "favorecer", él mismo había conseguido que un jugador del C.D. Castellón pudiera compaginar el Campamento con los partidos de Liga y algunos entrenamientos, logro dificilísimo ya que el período de instrucción estaba considerado sagrado.

Esos 15 días fueron un auténtico regalo para mí; pude disfrutar de mi novia, vengarme de la sequía libidinosa de mi estancia en el Campamento, vestir de paisano, ducharme todos los día, comer lo que me apetecía, estar con mi familia y mis amigos…y olvidarme de que estaba haciendo la mili.

El permiso terminó, sorbí hasta el último segundo del mismo y constaté que el tiempo no pasa deprisa, simple e inexorablemente…pasa!.

El Campamento es a un Campo de Concentración lo que el Cuartel a un internado; vamos que aquello era otra vida, un poco más llevadera.

Cada día a las 9 de la mañana el Teniente de la Compañía leía la lista de Destinos, los días iban pasando y a mí no me nombraban.

Fué la única vez, hasta hoy, que he tratado de utilizar influencias ya que a parte de que aquello no tenía ningún sentido para mí, realmente no estaba perjudicando a nadie.

Le propuse a mi Padre que le enviara un Jamón al Coronel, así lo hizo y a los dos días, cuando el hábito había conseguido que no esperara que el Teniente pronunciara mi nombre oí un " Fulanito de tal y cual" (yo) ,destino; Hospital Militar, función; sanitario; fecha de incorporación, mañana a las 9; presentese al Capitan Médico.

Mi alegría fue inenarrable, los sanitarios tenían un horario y dormían en su casa, ¡Un auténtico chollo! ( Cuanto es capaz de lograr un jamón regalado a tiempo, pensé.)

Esa noche ya dormí en casa, para mí era la liberación. Me dispuse a llenar mi petate, despedirme de mis compañeros y presentarme al cabo furriel para que me diera el documento que acreditaba que ya no pertenecía a la Compañía de Destinos y me dejaran salir. ¡Tenía el día libre!

Como mi estado era de euforia total no caí en la cuenta de que la mili no había terminado para mí y por la tarde una batería de preguntas me "acribillaban"; ¿Cómo será el Capitán Médico? ¿Qué trabajo tendré que hacer? ( porque a mí la sangre, las agujas, las camillas, los Hospitales…siempre me han dado yuyu) ¿Cuál será el horario?
Esa noche la pasé atormentado por una siniestra pesadilla donde figuraba que había salido de Málaga para entrar en Malagón.

A las 8’30 ya estaba, perfectamente uniformado, en el Hospital Militar; me recibió un Sargento Médico ( A.T.S.) al que no identifiqué ya que para mí la bata blanca no tenía nada que ver con la milicia.

Buenos día! Me dirigí a él

Tú debes ser el nuevo sanitario, no? Lo digo por el uniforme.
Si señor, me he de presentar al Capitán Médico.
El Doctor Sanchis suele llegar sobre las nueve; sé bienvenido; yo soy el Sargento Silva, A.T.S. del Hospital….¿Cómo te llamas?
¡Se presenta el soldado fulanito de tal! ¡ A la orden de usted mi Sargento!
Ja,Ja,Ja…que esto es un Hospital! Ignacio, no un Cuartel…lo primero que te dirá el Capitán es que te olvides del uniforme…ya verás, es una excelente persona.
Yo estaba alucinado.. ! Un Sargento que me apea del tratamiento militar y me tutea! ¡Unas formas y un talante impropios para mí de la disciplina militar! Mi desorientación era total…

Espérate en el sillón y después de hablar con el Doctor me buscas y te informaré de cómo funciona esto.

A los diez minutos entró el Capitán, bueno el Doctor…bueno no sé, mi desorientación era enorme.
¡Buenos días! Me dijo, es usted Ignacio?
Sí, mi Capitán, respondí de pié y con un saludo lo más marcial que puede.
Pase a mi despacho, por favor.

Por favor!? Un Capitán me ha dicho por favor!?; a mí!? un mísero e insignificante soldado? Creo que no me he metido en Malagón, pensé.

Siéntese, Ignacio. Mire, esto ya no es el Cuartel, es un Hospital Militar. Mañana venga vestido de paisano. Su función será ayudarme a pasar vista, anotar mis indicaciones para los pacientes y llevar el control de Altas y Bajas…Ah! El horario habitual es de nueve a una; antes debe pasar por la Oficina de Correos a recoger la correspondencia de nuestro Apartado de Correos ; yo suelo pasar consulta a las 10, por tanto con tal de que esté aquí a eso de las 9’30 suficiente, así antes de pasar consulta me comentará las incidencias del día anterior.
¿Alguna pregunta?
No, mi Capitán!
Prefiero que me llame D. Ramón…o Doctor, me respondió.
Hoy ya se puede ir, no me gusta que los sanitarios pasen visita con uniforme, hable con el A.T.S., D. Pedro,que le dará las batas para que se las pruebe y le informará de algunos pormenores de su función.
Muchas gracias D.Ramón! Hasta mañana!
Con voz queda, amable y sencilla me dijo "Hasta mañana, Ignacio"

Al día siguiente y después de haber pasado por correos llegué al Hospital Militar a eso de las 9’15; me puse la bata que mejor me venía de las que me probé el día anterior, entró el Sargento Silva ( así se le llamaba coloquialmente) y me dijo: " Ignacio, ve leyendo la prensa hasta que llegue D. Ramón"….pues eso hice.

A las 10 llegó D. Ramón, me hizo pasar a su despacho, me dió un bloc y un bolígrafo y me dijo que anotara lo que el me fuera diciendo; avisó al Sargento Silva y nos dispusimos a pasar visita.

Buenos días!, Cómo va? Le dijo al primer paciente.
Bien, bien; respondió.
A ver, Silva, el expediente….lo observó y le preguntó. Exuda?
Mucho, respondió, soy muy sudador.
El paciente tenía una gonorrea y lo que quería saber D. Ramón era si el prepucio le supuraba ; con una amabilidad encomiable el Doctor le hizo mostrar sus partes y comprobar él mismo que efectivamente exudaba
Anote Ignacio... incrementar a 500 mg la dosis de antibiótico que hay que administrarle cada 8 horas.
Bueno, le dijo el Doctor, esto será largo pero tranquilo que poco a poco irá notando la mejoría.

Me sorprendí al ver que el 25% de los pacientes que estaban ingresados era por enfermedades venéreas asunto que le comenté al Sargento Silva, a lo que me respondió " Ay, Ignacio cuando la líbido aprieta hay que darle salida".

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