jueves, 8 de febrero de 2007

EL BACHE

Esa noche no dormí bien y al levantarme noté que "me pasaba que no sabía qué me pasaba", mi ánimo estaba por los suelos, sólo tenía ganas de desaparecer.

El dolor de mi alma era tan profundo que llegué a pensar que no había valido la pena que me nacieran.

Haciendo de tripas corazón decidí que esa jornada, ese día, tenía que aparentar normalidad, nadie debía notar que "estaba en el pozo".


Desayuné con aparente normalidad y me fuí a comenzar la jornada laboral; aunque por dentro estaba hecho mierda fingí una falsa e hipócrita sonrisa que ocultaba lo que había bajo del iceberg; la jornada laboral se me hizo interminable y agotadora, cada llamada de teléfono, cada visita, cada conversación con los compañeros suponía un suplicio y un esfuerzo enorme para mí.

Al acabar el trabajo llegué a casa; estaba triste y ausente, nada me ilusionaba...la vida no tenía sentido para mí.
Todo lo veía negro...un oscuro túnel sin salida era el pensamiento recurrente que me atormentaba...¿Para Qué? ¿Por qué?, me preguntaba, ése día apenas comí, le dije a mi mujer que no me encontraba muy bien ( sin explicarle que el verdadero motivo era mi hundimiento).

Luego de comer ( o lo que fuera aquéllo) mi mujer me dijo "!A tí te pasa algo! ya te lo he dicho, respondí, debe ser un virus intestinal; "Mira, que te conozco y a mí no me engañas"; de veras, no te has de preocupar, simplemente tengo un mal día.La sombra se apoderó de mí y en ese momento ( providencial) sonó el telefóno...era un buen amigo que quería hablar conmigo de un asunto personal.

Quedamos a tomar café.

Me armé de valor y cual escalada al Everest me propuse hacer un sobresfuerzo para acudir a la cita.

Mi amigo queria consejo y desahogo; me comentó que a su Madre le habían diagnosticado un cáncer terminal, que estaba decidido a separarse de su mujer,que la vida carecía de sentido para él....
En aquél momento en mi túnel se vió la luz al fondo.

Le argumenté lo bella y dura que es la vida, que las crisis eran situaciones temporales que , si las superábamos nos hacían "crecer", que había que saber convivir con la adversidad, que fuera fuerte, que cuando una puerta se cierra se abre una ventana, que....qué se yo que más le dije!.

Al salir de la Cafetería mi amigo estaba mucho más tranquilo, le había ayudado a asumir su situación y aunque su pesar seguía ,le había ayudado a encontrar argumentos para convivir y tratar de superar ese revés.

Al despedirnos me dijo " Que gran suerte es el tener buenos amigos que te escuchan y te acogen cuando vienen mal dadas; no te puedes imaginar lo que me has ayudado", me dió un abrazo y observé que una lágrima se deslizaba por su mejilla izquierda".

Al volver hacia casa pensé, al menos él tiene un motivo para estar hundido.

Al día siguiente salió el Sol.

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