lunes, 7 de mayo de 2007

EL REGRESO

Cap. XVIII !POR FIN!



Después de los emocionados abrazos entre Luis, todavía Luis, y su Padres en los que no los acababa de identificar pero sentía indudablemente que eran sus Padres y así les reconocía, pasaron al interior de la Masía; Plácida había matado un lechal, como en los días de celebración, había preparado un buen mortero de ajoaceite y una garrafa de cristal envuelta en mimbre con un vinillo de la cosecha de unos amigos que lo producían en otra Masía más abajo que la suya.

Comenzaron a comer tarde, porque había más ganas de hablar que de comer.

Carmen, con esa intuición especial que suelen poseer la mujeres, percibió de inmediato que su hijo estaba feliz y que Plácida y Mateo le habían tratado como a un hijo...había cosas que no acababa de entender, pero tiempo habría para las aclaraciones.

Durante la comida continuaron hablando largo y tendido, Carmen no dejaba de acariciar y besar a su hijo y estaba feliz; había recuperado a su hijo en unas condiciones que ni en el mejor de los casos había imaginado.

Cómo era Sábado y el Domingo no trabajaban, los Padres del todavía Luis, aceptaron el ofrecimiento de quedarse a dormir en la Masía.

El Domingo por la mañana a D. Medín se le ocurrió una idea...

- Mateo, ¿Podemos bajar al pueblo a hacer una llamada de teléfono?

- Por supuesto, D. Medin.

- Es que llamaría a mi compañero de Despacho ( no sé si había comentado que D.Medín y un buen amigo tenían un Despacho de abogados donde se ganaban bastante bien la vida) y le diré que en unos días no regresaré, así nos podremos quedar unos días para concretar cómo debemos proceder.

Hasta ése momento se habían aclarado muchísimas cosas del suceso, pero se habían planteado otras que había que solucionar; ¿Cómo hacer que Luis recobre su identidad para reincorporarse a su vida? ¿ Cómo evitar que a Mateo le detuvieran por secuestro?

- Necesitamos unos días, Mateo.

- Cierto, D. Medín.

Luis, aunque no del todo racionalmente, se sentía profundamente dichoso de volver a estar con sus Padres y su Madre, Carmen, no podía evitar llorar de vez en cuando.

!Todo parecía un sueño!

No hay comentarios: