LA PLAZA DE LAS AULAS

Capitulo IV SENENIN


A los hijos de D.Senén apenas les costaba dos minutos llegar a la Escuela; Las Aulas estaba prácticamente enfrente de su casa; allí iban sus cinco hijos.

D. Vicente era el maestro más estricto de la Escuela, encima de su mesa tenía una vara de bambú y una paleta de madera que bien parecía fabricada por un ebanista; dependiendo de la supuesta fechoria del escolar usaba la vara para atizar en las piernas o la paleta para impactar varias veces ( el máximo eran diez) sobre la mano extendida del escolar; Senenin iba a la clase de D.Vicente.

Esa mañana Senenin pidió tres veces permiso al Maestro para ir a hacer "una necesidad mayor" ( la menor era el pis), a la cuarta D. Vicente llamó a Senenin al estrado, le hizo extender la palma de su mano derecha y dijo !Diez!, una tras otra le atizó diez paletazos que hicieron que la mano del pobre Senenin enrojeciera al tiempo que se inflamaba, sus lloros no amilanaron a D.Vicente que repetía como un Loro su frase favorita !La letra con sangre entra!

A la hora del recreo se repartía, desde ese curso, una mesura de leche en polvo almacenada en un bidón de cartón en el vaso metálico que cada alumno traía de su casa al que se añadía otra mesura de agua hervida en un enorme recipiente para que los escolares, gracias a la generosidad de los americanos, pudieran alimentarse mejor; Senenin se retorcía de dolor en su pupitre y su compañero le dijo a D.Vicente "Señor Maestro, Senenin no se encuentra bien", D. Vicente respondió "Menudo futuro nos espera con gente como vosotros, la disciplina es fundamental, !Senenin! !A por tu leche!", Senenin se levantó como pudo de su pupitre, cogió su vaso y se puso en la cola de la leche; cuando le llegó el turno removió el polvo con el agua hirviendo y al primer sorbo se desvaneció.

Avisaron a su Madre quien en tres minutos estaba en la Escuela "Le habrá sentado mal la leche" le dijo D. Vicente, "lléveselo a casa y que descanse".

Senenin no paraba de, entre sollozos, repetir "me duele mucho la tripa" " me duele mucho".

Al llegar a casa, su solicita Madre le acostó en la cama y le preparó una bolsa de goma con agua caliente que le depositó en su vientre; al poco Senenín se durmió.

No habrian pasado cinco minutos cuando Senenin comenzó a gemir "Me duele, !me duele mucho!" su Madre le preparó una infusión de manzanilla y al dar el primer sorbo Senenín vomitó; Dª Amparo se fué al Despacho donde trabajaba su marido para decirle que Senenin no estaba bien, que habria que avisar al médico.

Desde el Despacho llamaron a D. Pío, el médico de cabecera de la familia, quien a las dos horas estaba en la casa; le exploró detenidamente y diagnosticó " cualquier cosa que le ha sentado mal, tenganlo a dieta durante dos días y si hay alguna novedad me avisan".

Senenin pasó la tarde con muchos dolores y gemia "Me duele, me duele muccho". A eso de las ocho doña Aurora le puso la mano en la frente y percibió que tenía fiebre, le puso el temómetro y......!40'6! !Hay que llamar a D. Pío!; cuando llegó D. Pío Senenin deliraba..."No me gusta nada, este niño está muy mal, vamos a ver como pasa la noche y si no mejora mañana a primera hora le ingresaremos en el Hospital Provincial".

Senenin no pasó la noche, a las tres de la madrugada expiró su último aliento.

Inmediatamente acudió D.Pío a certificar el óbito y comentó que la causa podía haber sido una peritonitis.

Rápidamente distribuyeron a sus hijos en casas de parientes y amigos.

A los tres días y antes de comenzar las clases en todas las aulas se rezó un Padre Nuestro por Senenin quien, según D. Vicente ,se habia ido al Cielo.