martes, 13 de marzo de 2007

LA PLAZA DE LAS AULAS

LA PLAZA DE LA AULAS
Capitulo X JAIME, LIDON Y MARTIN

Si bien Marieta es el nudo gordiano de esta historia ,sus hermanos; Jaime (19 años); Lidón (17 años) y Martin (15 años) juegan un papel secundario debido, fundamentalmente, a que sus obligaciones familiares eran casi nulas ya que la hermana mayor las asumía todas, no porque ellos no quisieran sino porque en aquélla época el hermano mayor (y más si era mujer) era quien debía asumir la responsabilidad delegada por sus Padres y dadas las circunstancias Marieta tenía que hacer de Madre, de Padre, de hermana mayor, de criada, de enfermera….

Jaime trabajaba de administrativo en el despacho de D.Alberto y compaginaba el trabajo con los estudios de Peritaje Mercantil en la Escuela Normal de Castellón, era un buen chaval; físicamente era el vivo retrato de su Padre, privilegio que debiera haber heredado el mayor, Senenin, pero Mendel quiso que Jaime fuera el depositario del genoma paterno.

Su vida discurría con normalidad ya que tenia el privilegio de trabajar y poder estudiar.Todos los días, cuando finalizaba el trabajo se sentaba en una silla junto al lecho de su Padre y le hablaba, le contaba como le había ido el día, le comentaba sus preocupaciones, sus proyectos, sus inquietudes; él sabía, vamos, tenía la certeza de que su Padre le entendía; como le tenía cogida la mano, según el grado de presión de la mano de D. Senén sobre la suya sabía cual era la respuesta de su Padre y si a esto le añadimos la expresión de su cara , la peculiar comunicación era casi perfecta.D. Senén agradecía mucho las conversaciones con su hijo mayor; una corriente de amor y cariño fluía entre ambos y lo curioso es que Jaime solía hacer caso de sus cripticos consejos.

Lidón era un caso aparte; la niña de los ojos de D.Senén; simpática, extrovertida, sensible…había sido y seguía siendo la niña mimada de la casa, a Lidón se le permitía casi todo, su hermana Marieta la adoraba y Lidón rebosaba felicidad y alegrìa por los poros, que contagiaba a todos los que la rodeaban, a sus diecisiete años estudiaba Corte y Confección y en sus ratos libres o bien salía a jugar y a charlar a la Plaza o ayudaba a su hermana y se ocupaba de hacer los cuatro recados de cada día.La relación de Lidón con su Padre era peculiar, entraba a su habitación siempre que podía y ajena a la realidad del drama era la única que arrancaba esbozos de sonrisa de los labios de su Padre; ella, sin saberlo era quién más alegraba su tediosa vida..

Y Martin? el pequeño de la casa; durante el “annus horribilis” su escasa edad y la protección de sus hermanos había producido en el un mecanismo de negación de lo que había ocurrido; él había sido ajeno al gran dolor que invadió aquél año a la familia, tenia recuerdos, sí, pero carentes de dramatismo; para él lo normal era ser huérfano de Madre, tener a su Padre postrado en el lecho y a su hermana Marieta como “mater familias”; tanto Marieta como Jaime como Lidón le protegían, le liberaban de tareas domésticas y le cuidaban.Las visitas de Martin a la habitación de su Padre no dejaban de ser frecuentes, por eso, pero él era el único de los hermanos que tenía asumido que ése era y había sido siempre su Padre por lo que con toda la normalidad del mundo se permitía hasta jugar con él; se ponía una moneda en una de sus manos cerradas las mostraba a su Padre y éste, dificultosamente señalaba uno de los puños, si al abrirlo la mano estaba vacía, Martín reía a carcajadas, si no, era D. Senén quien esbozaba una mueca de triunfo.

Con este panorama y teniendo en cuenta que el transcurrir de los días hacía que la situación se fuera asumiendo por todos, D. Senén solía tener los días llenos; entre los cuidados de Marieta, las “conversaciones” con sus hijos y alguna visita de D. Alberto ,las jornadas solían transcurrir plácidamente para él ya que su “enfermedad” no le producía ningún dolor físico.

Mientras tanto Marieta llevaba con abnegada resignación su entrega y sus privaciones.

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