LA PLAZA DE LAS AULAS
Capitulo V. "LOS GUINEOS"
A los seis meses su muerte, Senenin había pasado a formar parte de los recuerdos, la vida proseguía y sólo en el corazón de D. Senén y Dª Amparo existía un vacío que llevarian consigo hasta el final de sus vidas.
En aquella época la mortandad infantil era considerable, debido a la falta de alimentación adecuada y a la precariedad en los avances médicos ;la Tuberculosis, el Tifus, las Peritonitis y las enfermedades mal diagnosticadas hacían que un simple catarro derivara en pulmonía y sin quererlo más de una vida se escapara.
D. Senén portaba brazalete negro en la manga de la chaqueta y una tira negra en la solapa, Dª Aurora vestia ( como era costumbre) de riguroso negro y su atractivo se había desvanecido por completo, aparentaba diez años más de los que tenía.
Marieta se había quedado como la mayor de los hermanos y si bien de hecho y dado el machismo imperante en la época ya era la que se ocupaba de ayudar a su madre en las labores de la casa y de ocuparse de sus hermanos, ahora continuaba haciendo lo mismo ,pero por derecho.
La Plaza continuaba siendo un hevidero de gritos, risas y juegos provocados por la enorme chiquilleria que la ocupaba; si no fuera por la amenaza permanente e imprevista de, sobre todo "Los Guineos" ,la Plaza hubiera sido un remanso de felicidad dentro de las bravas y míseras aguas del rio de la vida.
Los Guineos ,o al menos su mayoria ,constituian junto a otros barrios periféricos, la clase baja, lo más pobre de la Ciudad que, siendo pobre, hacía que "Los Guineos" fueran repudiados por los ciudadanos del "centro".
Los Guineos se dedicaban a sobrevivir a base de recoger chatarra, trapichear, chamarilear y lo que hiciera falta con tal de poder alimentar las numerosas bocas que cada familia tenía que alimentar ya que si el indice de natalidad era elevado ( entre 6 y siete hijos de media por familia) en la clase media y media-baja, entre Los Guineos casi se duplicaba; la vida cotidiana de un matrimonio Guineo se limitaba a "trabajar" , dormir y fornicar; con lo que las guineas, una vez casadas, se pasaban la vida embarazadas, pariendo y criando para comenzar de nuevo el "ciclo" hasta que la menopausia o la muerte las incapacitara para procrear.
En la Guinea hasta se comía en la calle; un trozo de pan (si lo había) y cualquier cosa para engañar al estómago, eso salvo los días que podían llevarse a casa una gallina.
Los Guineos eran auténticos "niños de la calle", maltratados por su destino, maltratados por la sociedad, maltratados por la Guardia Civil....maltratados; el odio se anidaba congénitamente en sus entrañas y lo proyectaban contra "el enemigo", que para ellos eran "el resto", los que no eran de su barrio y sobre todo "los señoritos y sus hijos".
La famosa "banda de la guinea" tenia su Jefe, sus lugartenientes y su tropa; dentro de la tropa había un guineito al que el odio no le había invadido sus entrañas, se llamaba Pablo y participaba en los ataques con el único fin de poder ver a Marieta; Pablo estaba enamorado hasta el tuétano.
La ausencia de agresividad y destreza en las armas de Pablo se compensaba con su ingenio; por una parte nadie de sus colegas sospechaba su disidencia y por otra se las ingeniaba para "hacer ver" que lanzaba la honda y en el parche no había piedra.
A base de "visitas" Marieta se había fijado en él y lógicamente el único sentimiento que sentía era el odio, que no era correspondido pero que era inevitable.
!Que vienen los Guineos! ; la Plaza en un pis-pas quedó completamente vacía, Pablo se adelantó hacia el portal de la casa de Marieta, con la suerte que fué la última en refugiarse; ante la presencia de Pablo ,Marieta presa del pánico se quedó inmovil al tiempo que a Pablo le permitió decir.
"Yo no os quiero pegar"
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario